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  CASO RAMONCITO
 
DEDICADO A LA OPINIÓN PÚBLICA ARGENTINA Y A LA OPINIÓN PÚBLICA INTERNACIONAL
 
En octubre de 2006, fue violado, probablemente torturado, asesinado y finalmente decapitado, Ramón Ignacio González, un niño de doce años de edad, de procedencia modesta, residente de Mercedes, un pueblo de la zona norte de la provincia argentina Corrientes.
El caso de Ramoncito, como se le conoce desde entonces, nunca fue resuelto por falta de pruebas, pero no ha sido olvidado, y continúan las presiones populares para que se haga justicia. Así es como se han efectuado varias marchas populares clamando justicia para este caso, la última de estas, en la noche del 31 de julio del año en curso, la que congregó a unas cuatro mil personas según fuente periodística.
Una de las hipótesis que se ha estado manejando, es que el hecho ocurrió como parte de un ritual esotérico, que ha sido calificado de varias maneras: satánico, de magia negra, de matices espiritistas, de matices afroumbandistas, de rasgos religiosos afrobrasileros.
En realidad los investigadores de este caso no tienen hasta el momento argumentos competentes para apoyar tales hipótesis, porque ni siquiera han justificado públicamente qué les hace pensar en una conexión con religiones afrobrasileras. Pero el hecho de que estas opiniones las entreguen personas que se supone son expertos en la materia por sus conocimientos antropológicos, o por sus funciones sociales, genera una duda razonable en la mayoría de la población, que está constituída por personas que muchas veces carece de tiempo o de conocimientos para elaborar conclusiones, y que naturalmente tienden a confiar en el criterio de los que se supone que saben, porque se supone que es parte de su trabajo saber.
 
Nos parece insólito que seamos nosotros, los practicantes de religiones afroamericanas, quienes tengamos que exponer los razonamientos que siguen, que son tan básicos como evidentes, pero la opinión pública tiene derecho a saber que quienes practicamos con inmenso orgullo nuestros cultos afroamericanos, estamos preparados para entendernos con los malintencionados y con los irresponsables, y de paso la opinión pública tiene la opción de desechar conclusiones sin argumentos prefabricadas, porque puede tener toda la información que le permita valorar los hechos por sí misma, y llegar a sus propias conclusiones.
 
Primero: Un niño puede ser violado y asesinado, y tener ese caso nada que ver con rituales religiosos. Ha sucedido históricamente más veces por depravación y psicopatía, que por fines religiosos.

Segundo: Un niño puede ser violado y asesinado, y luego puede ser dispuesto todo como si fuera un ritual religioso, simplemente como coartada. Porque así los responsables de buscar y encontrar culpables, buscarán entre los círculos religiosos, y no entre los que deberían buscar.

Tercero: Aún cuando se llegase a demostrar que murió en un ritual religioso, eso no significa que tengan que pagar por eso las religiones afroamericanas en general o afroargentinas en particular. Porque hay muchas prácticas rituales en cualquier país, incluso diferentes a las religiones predominantes o más conocidas.

Cuarto: Y aún cuando se llegase a demostrar que murió a manos de un practicante de una religión afroargentina, ello no significa que sea esta una práctica de la religión, ni siquiera lo demuestra. Lo único que demuestra es que el tal practicante, es un desviado, o un enfermo mental, o un degenerado.
 
Entendido esto, entonces es posible entender que cualquier insinuación o referencia a cultos afroumbandistas o a religiones afrobrasileras, sin argumentos legítimos, es una irresponsabilidad social de quien lo dice, sea quien sea quien lo diga.
 
Se ha dicho en los medios oficiales a propósito del caso de Ramoncito, que detrás del mismo probablemente hay mucho más.
Esto es algo que tampoco se puede asegurar. Porque es tan posible que detrás de ese caso no haya mucho más que un crimen ejecutado por uno o varios psicópatas asesinos, bajo la influencia de estupefacientes o no, como posible es que después de todo, sí haya mucho más.
Pero en caso de que detrás de ese crimen haya más, habría que pensar en la posibilidad de que haya un propósito deliberado de culpar a los practicantes de nuestras religiones afroamericanas, y esto por tres razones:
 
Primero: Porque nuestras verdaderas religiones afroamericanas no tienen como parte de su culto y de su corpus la ejecución ritual de sacrificios humanos. Y cualquiera investigación seria sobre el tema, lo confirma.
 
Segundo: Porque nuestras religiones afroamericanas no han generado escándalos internacionales de pedofilia, ni siquiera territoriales en África, sin embargo, los escándalos de pedofilia que protagoniza la Iglesia Católica son internacionales, y todos confirmados. Y porque la Iglesia Católica es la institución oficial que más crímenes ha cometido a lo largo de la historia en el nombre de Dios. Y aún con estos antecedentes comprobados, nadie ha insinuado la posibilidad de que el autor o los autores de este hecho absolutamente repudiable, sean de formación básicamente católica.
 
Tercero: Porque así se explica que sin tener elementos probatorios, se insinúe que este crimen podría tener conexión con rituales afroumbandistas o afrobrasileros.
 
Reiteramos que cualquier insinuación o referencia a una conexión de ese crimen o de cualquier otro, con cultos afroumbandistas o con religiones afrobrasileras o afroargentinas, sin argumentos legítimos, es una irresponsabilidad social de quien lo dice, sea quien sea quien lo diga, y presupone la posibilidad de intención.
 
La Opinión Pública Argentina, así como la opinión pública internacional, deben saber:
 
Que los practicantes del Culto a Orísha en sus diferentes vertientes, así como los practicantes del Culto a Ifá, somos perpetuadores y respetuosos de nuestro legado ancestral, que nos enseñó el propósito de nuestras religiones dirigido a fomentar la vida humana y la vida natural en general, y no a destruirla.
 
Que por tanto, la ejecución de sacrificios humanos y la ejecución de prácticas de tortura, o de tratos inhumanos o degradantes, no son parte de nuestro credo, ni de nuestra fe, ni de nuestras prácticas, y constituyen una ofensa a nuestra ancestralidad, y a la ética de nuestras creencias.
 
Que los practicantes del Culto a Orísha en sus diferentes vertientes, así como los practicantes del Culto a Ifá, acompañamos en su dolor e indignación a la familia y vecinos de Ramoncito.
 
Que repudiamos este crimen y cualquiera otro similar, independientemente de los móviles que los expliquen.
 
Que apoyamos y apoyaremos toda gestión encaminada a encontrar a los culpables de este crimen y de cualquiera otro crimen como este, porque nuestra misión en la sociedad es ayudarla a construirse y protegerla, y jamás amparar, propiciar o encubrir su destrucción.
 
Que invitamos a todos a no dejarse confundir por quienes hablan sin conocer, o por quienes tienen el propósito deliberado de desorientar.
 
Que invitamos a todos los interesados a acercarse a nuestros religiosos, a investigar y a conocer directamente de nosotros, los maravillosos fundamentos de nuestras creencias.
 
Este documento no es propiedad de persona o entidad alguna. Se autoriza a quien desee hacerlo, a reproducirlo sin límites y a divulgarlo por la vía que se prefiera.
 
 
A los 10 días del mes de agosto, de 2007
 
 
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